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Es una canción que se lleva escuchando por tierras inglesas desde la Edad Media (posiblemente siglo XII).
Un joven le cuenta al que le escucha y le pide que, en caso de que se dirija a la feria de Scarborough, hable con su antigua amada -que vive allí-, y le diga que solo podrá recobrar su amor en caso de completar una serie de tareas imposibles (que le teja una camisa de batista -un tejido de lino- sin costuras o remiendos, que le consiga un acre de tierra entre el agua del mar y la tierra, que siegue la tierra con una hoz de cuero…). En cada una de las estrofas se repite un verso: “parsley, sage, rosemary and thyme” (en español, “perejil, salvia, romero y tomillo”).
En aquella época, la ciudad de Scarborough, ubicada en la costa oriental inglesa y bañada por el Mar del Norte, era uno de los nodos comerciales más importantes de la isla. De hecho, su feria -que comenzaba cada 15 de agosto- se prolongaba durante 45 días, atrayendo comerciantes de toda Gran Bretaña e incluso de la Europa continental, en un momento en el que el intercambio comercial era más intenso de lo que popularmente se suele creer.
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